Descripción
En 1996 Dehesa de Luna es adquirida por los actuales propietarios y es en este momento cuando surge la idea de crear un viñedo moderno compuesto por variedades nobles tintas tales como Tempranillo, Merlot, Cabernet Sauvignon y Syrah, y variedades blancas como Sauvignon Blanc. Actualmente el viñedo ocupa una extensión de 70 hectáreas. Comprobada la magnífica adaptación de estas variedades y la calidad de la uva, se decidió comenzar la elaboración de un vino de alta calidad que fuera fiel reflejo de su carácter, continuando de este modo la amplia tradición vitivinícola de la familia. Y así comenzó este ilusionante proyecto de la mano de uno de los enólogos más importantes de España, Ignacio de Miguel y con el asesoramiento de José Ramón Lissarrague considerado uno de los más importantes especialistas vitícolas de este país.
Históricamente Dehesa de Luna formó parte de una de las fincas más importantes de Castilla llamada Dehesa de Santa Marta, una formidable extensión de terreno cuyos principales aprovechamientos eran la agricultura, la ganadería y la caza. El viñedo siempre estuvo presente en la zona cultivada de forma tradicional. La Dehesa de Luna está enclavada en el extremo sur-oeste del término municipal de La Roda. Presenta un paisaje ligeramente ondulado con una media de 800 metros de altitud, importante extensión que permite el aislamiento del viñedo, compuesto de monte mediterráneo, dehesas, tierras de labor de secano, olivares, forestaciones con especies leñosas autóctonas y por supuesto el viñedo. En este entorno la caza menor es uno de los principales valores de la finca. Clima: típicamente continental con amplias oscilaciones térmicas a lo largo del año y con una pluviometría muy escasa e irregularmente repartida. Los veranos son secos y con grandes contrastes térmicos entre el día y la noche.
Es una plantación en espaldera con una baja densidad de plantas por hectárea. La orientación de la espaldera es norte-sur con el fin de aprovechar adecuadamente la exposición foliar. El estado hídrico del viñedo se controla mediante el seguimiento climático, el contenido de agua del suelo, la medida del crecimiento vegetativo y del peso de la uva. Los rendimientos alcanzados se ajustan en función de la superficie foliar expuesta. Durante el periodo de maduración se realiza un seguimiento de la evolución de los componentes de la uva que junto con una cata sistemática de las mismas nos permite determinar el momento idóneo de la vendimia.
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